domingo, 14 de agosto de 2011

ALESSANDRA


Me gusta tocar su piel, blanca y suave, cuando duerme a mi lado, mientras oigo su respiracion, leve como una brisa de verano. Rozar con mis dedos tan despacio que a veces tengo la sensacion de que el tiempo, en su infinito correr, se ha parado. Dejar la mente en blanco y sentir... solo sentir.
Siempre que no estoy a su lado, sueño con enredar mis dedos en los rizos de su pelo, negro y largo como la noche artica, perfumado como la selva Amazonica, salvaje y dulce a la vez. Siento como su cuerpo, expectante, se relaja con el paso de mi mano, y se somete a mi tacto, avido de ella. Pienso que solo es una caricia mientras duerme, pero sé que esta despierta, que espera algo que solo yo puedo darle. Pongo mi mano sobre su pecho, y noto el latido de su corazon, como se acelera con mi roce mientras emite un leve suspiro de placer.
Sé que le gusta, y mis caricias se vuelven mas exigentes y atrevidas, mas inquisitivas, mientras ella se vuelve hacia mi y me mira dulcemente con sus tremendos ojos oscuros de zingara, envuelto su rostro entre una mezcla de rizos y sueño. Y me sonrie.
Ella es Alessandra, y es la mujer de mi vida. La amo sobre todo en este mundo, es mi futuro y mi razon de ser. No imagino un futuro sin ella. Y yo...yo soy Maria, y soy la mujer de su vida.

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