lunes, 11 de mayo de 2009

UN COMIENZO.


Nunca habia sentido una sensación igual. Todo empezó con una tímida caricia, tan leve como el vuelo de una pluma, con una mirada y una sonrisa. Sus cuerpos fueron acercandose, atrayendose mutuamente como un imán. Las manos del hombre se posaron sobre sus caderas, sujetandola suave pero firmemente, haciendola estremecerse con aquel contacto sobre la fina gasa del vestido. Los labios de él se posaron sobre los de ella, suavemente, apenas tocando aquella boca húmeda y jadeante, robándola el aliento cada vez que la besaba. Ella se dejaba hacer, inconscientemente, abandonada a aquella sensación turbadora que encendía mil hornos en su interior y que la arrancaba hondos suspiros de placer. Se sintió segura entre sus brazos, y cerró ojos y oidos a todo lo que no fuese el contacto con esos labios y con la piel de ese hombre. De pronto, todo se difuminó a su alrededor, y aquel calor empezó a extenderse por todo su cuerpo, suavemente, como un dulce licor tomado en exceso. Se emborrachó de aquella sensación de euforia y, lentamente, dejó caer su cabeza hacia atrás, ofreciéndole un cuello blanco como el nácar, que él apenas rozó con la punta de la lengua, despacio, sin prisa. Tenían todo el tiempo del mundo...

1 comentario:

  1. Tiempo es el lugar donde vivimos, donde amamos, donde nos estremecemos, donde contemplamos el ocaso del sol y el nacimiento de las estrellas. Bien quisiera hoy, justamente hoy, conjurar una de esas caricias y uno de esos besos, para poder pensar que todo, en definitiva, tiene sentido.

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